A la hora de seleccionar las especies que formarán parte del jardín, es preferible orientar nuestra elección a plantas autóctonas, las cuales cuentan con la ventaja de que se encuentran totalmente adaptadas a las condiciones climáticas de la zona en la que vivimos disminuyendo el riego, ya que su ciclo de crecimiento se regula en función de las características meteorológicas de cada época del año.
Infórmate sobre la vegetación de los espacios naturales y los terrenos no cultivados de nuestro municipio o comarca.
Además puedes encontrar gran cantidad de especies autóctonas en la mayoría de los viveros de tu región, por lo que te recomendamos que consultes con los vendedores que te atiendan en tu punto de compra habitual. Ellos te podrán indicar las plantas más adecuadas.
Aunque en Bizkaia el césped no requiere tanto consumo de agua como en otras zonas más secas se puede sustituir en algunas partes por plantas tapizantes, o árboles (robles, castaños, fresnos, alisos, etc.) y arbustos cuyas exigencias de riego son mucho menores.
Se pueden también recubrir superficies del jardín con materiales como piedras, gravas, cortezas de árbol, etc. Es una de las técnicas más eficaces para reducir las pérdidas de agua por evaporación, al tiempo que se logra un agradable efecto estético.
La agrupación de las plantas según sus necesidades de agua (zonificación) permite regarlas con más eficiencia: si las que necesitan más agua están juntas no será necesario regar tanto las otras zonas.
El riego debe plantearse con flexibilidad, adaptándolo a la meteorología. Es recomendable comprobar el grado de humedad del suelo antes de regar y evitar el riego con fuertes vientos o en las horas de más calor para evitar el incremento de pérdida de agua por evaporación.
Es preferible regar árboles y arbustos pocas veces aunque con generosidad. Las plantas desarrollarán así mejor las raíces y se harán más resistentes a las sequías.
Es conveniente dejar crecer el césped 5/6 cm, así necesitará menos agua.
La limitación del empleo de fertilizantes en verano permite disminuir la demanda de agua de las plantas.
Los dos sistemas de riego más empleados en la jardinería de bajo consumo y para hacer un uso eficiente del agua en el riego de huertos son:
Riego por aspersión: la emisión de agua se produce por aspersores (giratorios) o difusores (fijos). Está especialmente indicado para el riego de céspedes, su caudal y alcance puede ser muy diferente por lo que hay que ajustarlo perfectamente en cada caso.
Riego localizado: se trata de tuberías emisoras que distribuyen el agua en puntos localizados y con un caudal variable (de 4 a 16 l/h). Su principal ventaja es la reducción en el consumo por evitar las pérdidas por evaporación y la localización de la emisión de agua de riego
Lo fundamental en estos tipos de riego es su facilidad a la hora de automatizar el sistema de riego, lo que le proporciona la facilidad de ajustar la cantidad de agua aportada a las necesidades de la especie en función de su localización y las variables meteorológicas de cada momento. Estas automatizaciones se pueden complementar con sistemas como reductores de caudal y/o limitadores de presión.
La condición previa para que una instalación de captación y utilización de agua de lluvia funcione bien, es una buena planificación y la selección cuidadosa de los diferentes elementos constructivos.
Un punto importante que deben tener en cuenta es decidir el lugar de la instalación de la cisterna y los materiales a emplear.
El equipo de recogida de aguas pluviales consta de los siguientes elementos básicos:
Captación: en la captación del agua de lluvia con fines domésticos, se acostumbra a utilizar la superficie del techo como captación, que debe tener la superficie y pendiente adecuadas para que facilite el escurrimiento del agua de lluvia hacia el sistema de recolección. Este modelo tiene un beneficio adicional y es que además de su ubicación minimiza la contaminación del agua.
Recolección y conducción: es el sistema que mediante canalones recoge el agua y la lleva hacia el depósito de almacenamiento. Previamente se aconseja poner algún sistema que evite entrada de hojas y similares.
Filtro: es imprescindible colocar un filtro a la entrada del depósito para hacer una mínima eliminación de la suciedad y evitar que entre en la cisterna. No es aconsejable la recogida de agua de lluvia al aljibe o al depósito sin filtros.
Aljibe: es el depósito donde se almacena el agua ya filtrada, con rebosadero y sifón de descarga para evitar posibles derrames y la entrada de animales del exterior. Los lugares idóneos para instalarlo sería enterrarlo o emplazarlo en el sótano de la casa. Si no es posible hay que evitar que pase la luz, ya que ésta podría producir crecimiento de algas.
Bomba. Si el depósito está enterrado o situado en el sótano, la bomba resulta necesaria para distribuir el agua.
Para la limpieza de calles y patio del jardín el empleo de la escoba y un recogedor permite ahorrar un gran número de litros de agua.